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NOMADISMOS LINGÜÍSTICOS Y CULTURALES EN "YO-YO BOING" DE GIANNINA BRASCHI (Laura R. Loustau)

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síntesis de contenido: 
En la novela Yo-Yo Boing Giannina Braschi plantea un bilingüismo e identidad nomádica. Huye del concepto de permanencia y arraigo, definiéndose en sus personajes como un ser errante y proponiendo una yuxtaposición lingüística propia. Braschi utiliza un code-switching para subrayar la complejidad de vivir simultáneamente en más de una cultura y una lengua. El concepto teórico que da impulso a este artículo es la definición sobre la conciencia nómada que plantea Rosi Braidotti. Para Braidotti lo que define el estado nomádico es la subversión de convenciones fijas y estáticas. Braschi, en  Yo-Yo Boing subvierte las convenciones lingüísticas al incorporar un bilingüismo que ella misma propone y al no anclarse a definiciones nacionales y culturales. A nivel formal, la originalidad del texto que presenta Braschi también contribuye al concepto de nomadismo y traslación.




Giannina Braschi, escritora puertorriqueña residente en Nueva York se enfrenta a la literatura desde un ángulo experimental, caracterizándose por el juego con el lenguaje, el desafío a las estructuras sociales, culturales y lingüísticas así también como por un interés en las categorías genéricas y el acto mismo de la escritura. En 1988 Braschi publica en la editorial Anthropos la colección poética El imperio de los sueños.1 En este libro los lectores se vuelven cómplices de los complicados juegos lingüísticos, las parodias, la teatralidad y los recorridos por la ciudad de Nueva York y otros espacios geográficos. Lectores y voces poéticas llegan a sentirse simultáneamente desorientados y ubicados, burlados y respetados en espacios oníricos e ilusorios que por momentos incursionan en el campo de la divagación y del desvarío. Como advierte Tess O’Dwyer: “El imperio de los sueños  es una experiencia poética cinematográfica que recrea la conquista de la realidad de la poeta a través de la invasión de sus sueños” (O’Dwyer).2

Si en El imperio Giannina Braschi traslada voz poética y lector por espacios geoliterarios, cruzando fronteras reales e imaginarias para deconstruir y construir el imperio onírico que presenta en el poemario, en la novela Yo-Yo Boing (1998), Braschi embarca a lectores y personajes en constantes traslados temáticos, identitarios y lingüísticos. La  ubicuidad lingüística obedece al empleo consciente, por parte de la narradora, del español y el inglés, y a la necesidad de los lectores de posicionarse en distintos espacios lingüísticos y culturales para poder participar activamente de ese juego literario que presenta Braschi.

En este ensayo nos interesa reflexionar sobre la relación entre el bilingüismo empleado en Yo-Yo Boing y la identidad cultural y nacional, y sugerir el carácter nomádico que adoptan estos componentes en el proceso de combativa coexistencia. Empleamos la palabra nomadismo principalmente en el sentido que la entiende Rosi Braidotti en Nomadic Subjects. Embodiment of Sexual Difference in Contemporary Feminist Theory. De acuerdo a Braidotti: “It is the subversion of set conventions that defines the nomadic state, not the literal acts of traveling” (5). Braidotti centra su idea sobre el nomadismo en el alejamiento de toda estaticidad y estructura: “The nomad does not stand for homelessness, or compulsive displacement; it is rather a figuration for the kind of subject who has relinquished all idea, desire, or nostalgia for fixity. This figuration expresses the desire for an identity made of transitions, successive shifts, and coordinated changes, without and against an essential unity” (22). En   Yo-Yo Boing la subversión de convenciones se manifiesta en el manejo irreverente, profano –para utilizar un término braschiano– de  lenguajes y culturas. En su libro, Braschi nos muestra una transitoriedad identitaria y  lingüística 3 al no adscribirse al concepto de permanencia y arraigo y al incorporar el inglés y el español en un code-switching braschiano.4 Así la autora subraya la complejidad de vivir en más de una cultura a la vez y, en dicho medio, la posibilidad de adoptar más de una lengua, una cultura y una identidad. Como ha indicado David William Foster en cuanto a  Yo-Yo Boing: “[Braschi’s] novel is a superb exploration of the lived experiences of urban life for Hispanics, in this case in New York city, and her principal interest is in representing how individuals move in and out of different cultural coordinates, including one so crucial as language”.

El tema de la entrada y salida de las coordenadas culturales ha sido ampliamente estudiado en el caso de Puerto Rico y de la diáspora puertorriqueña en Nueva York, pues los antecedentes de colonialismo nacional, cultural y lingüístico han instado a escritores, historiadores y críticos, entre otros, a interrogar los desplazamientos identitarios, culturales y lingüísticos dentro y fuera de la isla. 5

A nivel literario y desde Puerto Rico, los escritores Ana Lydia Vega en el conocido cuento “Pollito Chicken” y Luis Rafael Sánchez en “La guagua aérea”, por mencionar dos ejemplos, han satirizado, respectivamente, el tema del bilingüismo y los traslados de la isla a Nueva York y viceversa. Lingüísticamente, Luis Rafael Sánchez se destaca por la “refinada elaboración poética de las modalidades orales del español puertorriqueño” (Kanellos 532). El cuento de Ana Lydia Vega, por otro lado, explora el bilingüismo de aquellos puertorriqueños que viven en los Estados Unidos. Su enfoque satírico ha sido criticado, especialmente porque se considera que en el cuento la caricatura del  Spanglish es exagerada, aunque la autora misma ha observado que un sector de la población puertorriqueña que ella ha conocido en Nueva York quiere deliberadamente negar su nacionalidad y hacerse pasar por norteamericana (citado en Bost).

Uno de los poetas puertorriqueños que ha indagado en las complejas relaciones entre lengua, nación e identidad es Jesús Abraham “Tato” Laviera, cuya poesía retrata, entre otros temas, los cuestionamientos identitarios y lingüísticos de los  Nuyoricans. En el poema “my graduation speech” Laviera plantea la complejidad lingüística y cultural al vivir entre dos culturas y dos lenguas.





i think in spanish
i write in English

i want to go back to puerto rico
but I wonder if my kink could live
in ponce, mayagüez and Carolina

tengo las venas aculturada
escribo en spanglish
abraham in español
abraham in english
tato in Spanish
“taro” in English
tonto in both languages


En el poema Laviera oscila entre el español y el inglés, una hibridez lingüística y poética que no lleva implícita ni la asimilación a la cultura norteamericana ni la negación de lo puertorriqueño pero que muestra una cierta desazón ante la simultaneidad lingüística.

Por el contrario, en  Yo-Yo Boing, el primer libro bilingüe de Giannina Braschi, en español y en inglés, el tratamiento de estas lenguas muestra un bilingüismo diferente al de Laviera. La autora no parece hundirse en la ambivalencia y la inseguridad que puede  ocasionar vivir entre dos lenguas y culturas, producto de la misma experiencia transculturadora, sino que el conocimiento y empleo de ambas para pensar, expresarse y crear ha intensificado sus proyectos estéticos y literarios, y ha transformado la experiencia de la inmigración. Después de más de veinte años de residir en Nueva York, Braschi explica: “For many years, I read, thought, dreamed and wrote in Spanish, but after so much time living in New York, my life became bilingual. English became a new instrument and a fountain of inspiration” (Latin American Literary Review Press, s/n). Esta aseveración nos insta a pensar que Braschi forma parte de un proyecto estético personal que conlleva rasgos más individuales que comunitarios, que se refieren a un bilingüismo braschiano propio y no a las experiencias de una cierta clase social o raza, como se observa en la poesía de Tato Laviera. 6

En  Yo-Yo Boing, Braschi utiliza un vibrante bilingüismo para disertar sobre una variedad de temas que abarcan de lo cotidiano a la alta cultura. La autora utiliza el español en la primera y la última sección del libro mientras que en la parte central abundan los traslados de un idioma a otro; esta sección bilingüe queda enmarcada por un fluido  español. Pareciera que la ubicación física en el texto de la sección bilingüe aludiera a ese espacio intermedio, fronterizo, a un tercer espacio que posibilitara un traslado constante de lenguas, de temas y de identidades.7 Doris Sommer y Alexandra Vega-Merino han observado que “[Braschi’s] novel doesn’t ‘progress’ from Spanish intimacies to English public life, it educates the environment by making spectacles of the bilateral movement” (18). Este sentido de movilidad y traslado coinciden con la definición de un nuevo lenguaje que Braschi ha articulado a través de una de las voces del texto: “I feel like Dante, Petrarca and Boccaccio, and I even feel like Garcilaso forging a new language. Saludo al Nuevo siglo, el siglo del nuevo lenguaje en América, y le digo adiós a la retórica separatista y a los atavismos” (142). Este nuevo lenguaje empleado transforma a la autora en una escritora nómada, en el sentido de que conscientemente la autora subvierte las convenciones sobre la pureza y la fosilización de la lengua. Con la ironía mordaz que la caracteriza, Braschi ha esbozado su propio manifiesto del bilingüismo:

El bilingüismo es una estética bound to double business. O, ´tis most sweet when in one line two crafts directly meet. To be and not to be. Habla con la boca llena and from both sides of its mouth Está con Dios y con el diablo. Con el punto y con la coma. Es un purgatorio, un signo gramatical intermedio, entre heaven and earth, un semicolon entre la independencia y la estadidad, un estado libre asociado, un mamarracho multicultural.  (“Pelos...” 50)

El bilingüismo braschiano desafía la noción de armonía, acuerdo o concertación al  utilizar el lenguaje como un instrumento para satirizar y dramatizar la identidad nacional y el debate sobre la estadidad y/o la independencia puertorriqueña. Como indica uno de los interlocutores en el texto: “¿Quién es más fuerte, la isla que se vende y come bien, o la que se mantiene erecta, y se muere de hambre y de soledad? –¿Cuál es más libre?– Ninguna de las dos es libre” (161). Braschi se vincula a una cierta tolerancia por la contradicción (Sommer 13) y a una nomadología braschiana que le permite no sólo trasladarse lingüística e identitariamente de un lugar a otro sino que le permite subvertir, trastocar normas lingüísticas, culturales y nacionales. 8 Pensamos en la ya conocida imagen   del “commuter nation” de Carlos Antonio Torre, libro que se plantea una y otra vez la transitoriedad del ser puertorriqueño y del espacio nacional. Como apunta Hugo Rodríguez-Vecchini: “Being Puerto Rican today exceedes  de facto and de jure the ontological content usually attached to geographical determination or to the romantic notion of the fatherland. Puerto Rico, the national fatherland, has thus become a suspended and oscillating notion” (54). Braschi, desde Nueva York y entre dos lenguas, alude a esa oscilación y traslación del imaginario nacional puertorriqueño así también como a su propia experiencia ontológica dentro del espacio urbano neoyorquino. Juan Flores nos recuerda que en el caso de Puerto Rico, el lenguaje puede llegar a ser un arma poderosa en la reconstrucción de un cierto imaginario nacional:

For Puerto Ricans, half of whom may be on either “side” at any given time, a symbiosis between language and place, and between identity and memory, is especially salient today. Spanish, English, Spanglish, all in the plural and in lowercase, make for an abundant reservoir of expressive codes with which to relate (to) the past. For language is not only the supreme mnemonic medium, the vehicle for the transmission of memory; fifty years of Puerto Rican history have shown that language can also be the site and theme of historical action, the locus of contention over issues of identity and community that reach far beyond our preference for, or reliance on, this or that word or grammar. (56-7)

Si Flores plantea la funcionalidad y complejidad del lenguaje para los puertorriqueños en el campo histórico, identitario y comunitario, Braschi, en su libro, posiciona el inglés y el español en el espacio de la creatividad y el arte. Las tres secciones que conforman el libro de Braschi: “Close-up”, “Blow-up” y “Black-out”, sugieren de alguna manera un vocabulario fotográfico o cinematográfico que más que documentar un espacio y tiempo determinado, recorren panópticamente los espacios y tiempos que atañen al mundo o imperio de la escritora: el arte, la poesía, la academia, el cine, la nacionalidad, el lenguaje y el arte de narrar, entre otros. Como ya hemos indicado, en la sección más extensa del libro, denominada “Blow up”, se encuentra la coexistencia irreverente de ambos idiomas. El inglés y el español conviven en el texto como dos seres muy distintos que en ciertos momentos se ven obligados a congeniar y en otros a emprender verdaderas confrontaciones. Esta coexistencia en pugna en el texto se manifiesta por el bilingüismo empleado, esa  especie de “unconsecrated cohabitation” (Sommer 11) y por el desplazamiento de temas y géneros literarios. Los interlocutores anónimos disertan sobre innumerables temas; de hecho, el libro no tiene un único argumento, sino que se caracteriza por la fragmentación y al mismo tiempo por un único y extenso diálogo, entre otros géneros, con personajes anónimos; el “tú” y el “yo”, no identificados en el texto, se desplazan por distintos géneros literarios: poesía, performance, guion cinematográfico y narración.

En Yo-Yo Boing abundan las referencias al proceso de la creación literaria, especialmente aquellas sobre poesía. Recordemos que Braschi es poeta, como lo evidencia su libro  El imperio de los sueños. En esta colección poética, al igual que en el libro que nos ocupa, existe un concepto de lo espacial que es permanentemente nomádico. En su nomadismo poético Braschi logra proyectar imágenes móviles y ondulantes, tales como las del mar o la ciudad. Así lo expresa una de las voces poéticas de  El imperio: “este libro se escribe cuando me siento extraviada… Sentía deseos de perderme en la orilla del mar” (229). En  Yo-Yo Boing, el nomadismo se traduce más en un deseo de no arraigarse a una lengua, a un lugar o a una idea “De las raíces huyo como el vampiro a la cruz” (201). Si en verdad las raíces constituyen la tradición, término que generalmente se asocia con un lugar determinado o un espacio fijo, convendría recordar la observación de Madan Sarup sobre la relación entre lugar y tradición: “we often forget that tradition, too, is always being made and remade. Tradition is fluid, it is always being reconstituted. Tradition is about change – change that is not being acknowledged” (97). Braschi al plantear la relación entre poesía e identidad, alude a la fluidez que ella misma instala en su propia tradición poética:
 
…Poetry is fun. Poetry hasn’t been fun for ages. It should be pleasure. We’ve grownaccustomed to unhappy poetry. My poetry is happy not to be sad. I steal pleasure from  toys, movies, television, videos, machines, games-and put the fun back in function so the work runs like an engine that clinks and clanks, tingles and tangles, whirs and buzzes, grinds and creaks, whistles and pops itself into a catabolic Dämmerung of junk and scrap.
–Which one is the poet?
–They both are.
–Who’s reading tonight?
–The Ricans.
–Poetry is a dead art, long dead. I want the here and now, coke and pretzels, junk food.I have to ask myself what I am doing here, listening to a Rican who can’t spick English or Spanish.
–I can understand Spanish but I can’t understand Puertorricans.
–We have a similar problem. I can understand English, but I cannot understand Americans. (143)

Este diálogo entre dos jóvenes residentes en Nueva York, muestra las tensiones lingüísticas, identitarias y sobre todo los diferentes puntos de vista en cuanto al poder y el valor de la poesía. A pesar de que el diálogo está totalmente en inglés, el tema que se trata es, precisamente, el de la incomprensión no sólo lingüística sino cultural. Ambos son bilingües pero el bilingüismo no les permite un  total acercamiento a ninguna de las dos culturas, ni a la puertorriqueña ni a la norteamericana. En otro diálogo, una de las voces acusa a su interlocutora de limitar el tipo de lector que se acerca a sus escritos porque al escribir en dos idiomas diferentes “You neither respect one nor the other” (142). La respuesta a esta incriminación es la siguiente:

–If I respected languages like you do, I wouldn’t write at all. El muro de Berlín fue derribado. Why can’t I do the same. Desde la torre de Babel, las lenguas han sido siempre una forma de divorciarnos del resto de la humanidad. Poetry must find ways for breaking distance. I’m not reducing my audience. On the contrary, I’m going to have a bigger  audience with the common markets-in Europe-in America. And besides, all languages are dialects that are made to break new grounds.

La interlocutora reflexiona sobre la transgresión de lenguas y de géneros literarios como medios para abarcar una diversidad de lectores. La flexibilidad en el manejo de las lenguas y el ejercicio creativo de la poesía posibilitará, de acuerdo a la voz narrativa, una fluidez capaz de inclusión y de movilidad. Se perfila una identidad creativa y lingüística errante pero al mismo tiempo se intenta hacer dialogar, al menos poéticamente, a  espacios transnacionales diferentes. La conversación continúa por varias páginas, aludiendo en inglés y en español al arte, el talento, la inteligencia, la pasión y la  performance, entre otros temas. Tanto el empleo de ambos idiomas, como los temas que se tratan y los géneros que se utilizan adoptan una dinámica y una vitalidad extraordinaria que se manifiestan en el texto por esa urgencia y movilidad lingüística, temática y cultural.

Sommer y Vega-Merino teorizan sobre los desplazamientos lingüísticos dentro del texto. En las palabras de Sommer:


Braschi’s language games are especially surprising, and they don’t tend to repeat the now  standard lexical inventions. They’re not about the rufo, or the marqueta, no forman parte del gufeo cuando se janguea. Instead, they aspire to a signature originality, like poetry does; and their charm depends on our hearing the novelty in the space shared by two different and still identifiable languages. (16)

Para Vega-Merino, por otro lado, el lenguaje no se mantiene en un campo tan neutral:
 
“I hear lots of Spanglish, which if I can speculate a bit, pulls the performance into one of the political camps” (15). En los Estados Unidos el empleo del Spanglish es una de las tantas realidades que viven los latinos y latinoamericanos. Lo que vale recordar, sin embargo, es que la presencia latina y latinoamericana no comparte experiencias culturales,sociales, raciales, económicas y lingüísticas comunes ni homogéneas, contrario a lo que se intenta retratar sobre lo “latino” en los Estados Unidos. De hecho, Stavans ha observado que “There isn´t one Spanglish, but many. Issues of nationality, age, and class make a difference” (“The Gravitas...”). El bilingüismo de Braschi, se ha sugerido, puede considerarse un tipo de “interlingua” entre el español y el inglés que, por cierto, “breaks substantially with the practice of distinguishing clearly between a Puerto Rican writing in Spanish, with publication in San Juan, and Neo-Rican (or Nuyorican) writing in English, published in the U.S.” (Foster 202; véase también Luis).

Según Ilan Stavans, en los Estados Unidos los debates sobre el purismo del español se han exacerbado en los últimos tiempos, especialmente porque en Norteamérica el español se está diseminando en forma impura e híbrida. Esta forma sufre continuos ataques de parte de aquellos que defienden la pureza del lenguaje, especialmente por considerarla carente de seriedad y decoro en la forma (“The Sounds...” 26-30). Acertadamente, Stavans nos recuerda que “la minoría hispánica al norte del Río Bravo es una extensión de América Latina en Estados Unidos, así como una comunidad de inmigrantes que anhela  inscribirse en el mosaico social norteamericano. Pero es algo más: una civilización, ni anglosajona  ni hispánica” (citado en Diego Gándara).9

Se ha insinuado que Braschi emplea ambos idiomas para responder a la ya conocida polémica entre las escritoras puertorriqueñas Rosario Ferré, que en los últimos años celebra abiertamente la asimilación cultural y lingüística, y Ana Lydia Vega, que nos recuerda que el modelo bicultural/bilingüe no hace más que poner énfasis en la asimilación (Sommer 15). Frente a este debate, Braschi se posicionaría en un espacio nomádico, en un tercer espacio, al no adscribirse totalmente ni a uno ni a otro idioma, pero al mismo tiempo creando un bilingüismo propio, un bilingüismo que se ha sugerido limita al tipo de lector que se acercaría al texto. Como indican Sommer y Vega-Merino, “[m]onolinguals may not feel the loss, because they are linguistically limited by definition” (18). Intuimos, sin embargo, que el proyecto literario y estético de Braschi no intenta excluir conscientemente al lector monolingüe sino que desea plantear desde Nueva York una realidad individual, lingüística, identitaria y cultural a través de una variedad de temas, géneros literarios y lenguas que le permitan continuar viviendo y creando en un estado errante. Como advierte el personaje de la última sección de  Yo-Yo Boing: “...es que la única manera en que me siento bien es en el eterno dinamismo de mi ser errante” (200).  

Si bien el nomadismo lingüístico y cultural subyace a lo largo de la obra de Braschi, soslayadamente los lectores nos vemos obligados a anclarnos a ciertos códigos de permanencia que se traducen a oscilaciones entre el español y el inglés así como a oscilaciones entre ciertos códigos culturales y nacionales. Esta oscilación entre el  nomadismo y la permanencia se explica mejor, tal vez, aludiendo al carácter contradictorio que adopta la identidad nacional y lingüística en el texto. El siguiente diálogo entre dos de las muchas voces no identificadas es revelador:

–You feel colonized.
–Totally colonized.
–You don’t feel cosmopolitan.
–Totally Cosmopolitan.
–That’s a contradiction in terms.
–My confusion is my statement of clarity. I live with plenty of identities within myself.And I want all of them to work. (142)

La ubicuidad en cuanto a la identidad se traduce, como ya hemos indicado, en la existencia de dos o más representaciones lingüísticas. De hecho, una de las formas de representar el nomadismo en Yo-Yo Boing es en el deseo de no anclarse a distinciones lingüísticas que obliguen a los personajes y a los lectores a asociar el inglés con la lengua culta y norteamericana y el español con la popular y latinoamericana.10 Cuando una de las tantas voces entabla un diálogo con un posible corrector de una editorial y éste le reprocha que el texto tiene mucho inglés, el yo responde:

Claro, la mezcla de lenguas es un problema de tu clase social. Yo no tengo ese problema. Tú discutes en inglés la parte filosófica, y le dejas al español la expresión de sentimientos. Van a asociarlo con el estereotipo que tienen del hispano... y las especulaciones cerebrales e intelectuales las llevas a cabo en la lengua anglosajona. ¡Qué insulto para la hispanidad! (161)

Braschi cuestiona la rigidez y univisión desde la cual el hemisferio norte entiende e interpreta las representaciones culturales y lingüísticas del sur y de algunas del mismo hemisferio norte. En El imperio de los sueños Braschi también se burla de cómo la crítica norteamericana ha estereotipado y categorizado la literatura latinoamericana y latina en Estados Unidos bajo rótulos que esencializan las identidades nacionales y culturales, aclamándola como una literatura de malditos y heroínas huérfanas. 11

Este deseo de no aferrarse a categorías lingüísticas y culturales también se manifiesta  en Yo-Yo Boing cuando los personajes voluntariamente se trasladan por espacios geográficos y lingüísticos. Dichos desplazamientos permiten a lectores y personajes conjeturar sobre  diversas formas de entender realidades identitarias culturales y nacionales. En el siguiente ejemplo en  Yo-Yo Boing los personajes tratan de definir la ciudad de Nueva York: 

–New York es una lata de resonancias y una lata de atardeceres y sonidos-resoundingresounding- resounding.
 –Crude is the word, raw.  
–Como una zanahoria. Una zanahoria cruda.
–It’s the last great European city. And the first great American city. 
–And the capital of Puerto Rico.
–This city has always been apocalyptic. Since the turn of the century, when the subways were laid… Memory has few landmarks. Wear it down. Tear it down. Beethoven rolls around Central Park on rollerblades and motorcycles, and hes a contemporary of Jackson and Madonna vis a vis walkmans. Every pair of ears picks its own noise. The dead are alive, alive and rolling around, like dice in Wall Street. (129)

La omnipresencia lingüística, geográfica y cultural permite crear espacios nomádicos que se escabullen en las estructuras rígidas del lenguaje y desafían formas de entender  culturas, individuos o países.12 Así, la ciudad de Nueva York se define utilizando diferentes idiomas, trasladando espacios geográficos y combinando referencias culturales de múltiples tiempos y espacios.

Las oscilaciones lingüísticas en Yo-Yo Boing representan una manifestación cultural renovadora, en la que se hace hincapié en la constante extranjeridad escritural y al mismo tiempo en el deseo de no atarse a definiciones nacionales, culturales o literarias. En un sentido general, la simultaneidad y complejidad lingüística y cultural en Yo-Yo Boing es sintomática de las múltiples contradicciones, encuentros y tensiones que caracterizan a las literaturas de las escritoras latinas y latinoamericanas en Estados Unidos. Con este texto Braschi reafirma la necesidad de que en el siglo XXI se acepten nuevas formas de entender literaturas y culturas, aquellas que están en continua formación y cambio. De alguna manera, Braschi sugiere la importancia de evitar paradigmas esencialistas. De hecho, su libro nos insta a dilucidar y analizar lenguajes y culturas desde espacios dinámicos, en procesos de transformación, que se alejen de representaciones homogéneas. Podría decirse que el libro de Braschi conlleva una serie de actos de resistencia, resistencia a que se eliminen herencias históricas, lingüísticas y culturales así también como resistencia a las representaciones monolíticas y estáticas de culturas y lenguas.






Laura R. Loustau
Chapman University
Vol. LXXI, Núm. 211,
Abril-Junio 2005,
págs. 437-448




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NOTAS:
1 Las dos primeras partes de El imperio de los sueños, “Asalto al tiempo” y “La comedia profana” fueron publicadas anteriormente como libros separados en España en 1981 y 1985 respectivamente.

2 Para un análisis más completo de la colección poética de Braschi, véase “Conciencia nómada y traslados geo-literarios en El imperio de los sueños de Giannina Braschi” en Loustau.
3 Esta transitoriedad identitaria y lingüística nos recuerda las representaciones experimentales de Guillermo Gómez Peña, las que tratan sobre la hibridez lingüística y cultural en Estados Unidos y sobre la experiencia de la frontera entre Estados Unidos y México. Gómez-Peña se autodefine como un individuo en continua formación “I am a nomadic Mexican artist/writer in the process of Chicanization” (i), experimentando constantes oscilaciones lingüísticas y culturales: “My journey not only goes from South to North, but from Spanish to Spanglish, and then to English; from ritual art to high-technology; from literature to performance art”. Su objetivo como viajero es claro pero empíricamente interminable: “Once I get ‘there’, wherever it is, I am forever condemned to return, and then to obsessively reenact my journey”. Con respecto al lenguaje que emplea en su libro, Gómez-Peña apunta que él no cree en las lenguas francas y por lo tanto cruza múltiples fronteras lingüísticas y exhorta al lector a cruzarlas, aunque se sienta parcialmente excluido. Gómez-Peña explica: “Since I don’t believe in the existence of linguas francas, my choice is not to translate (or to purposely mistranslate) the sections in Spanish, Gringoñol, bad French, and indigenous languages is part of an aesthetic and a political strategy” (ii). Esta estrategia se asocia, sin duda, a la dinámica de exclusión que según Gómez-Peña es “the quintessential contemporary experience”. Con su política de un “nuevo orden fronterizo”, Gómez-Peña abre nuevos espacios culturales y lingüísticos y participa en el proceso de redefinición de lo latino y latinoamericano en Estados Unidos.
4 Este ensayo no pretende estudiar las implicaciones lingüísticas del uso simultáneo o intercambiable de dos lenguas. Para referencias más puntuales sobre este tema, véanse Duran y Callahan.
5 Para un enfoque general sobre la identidad postcolonial en el Caribe, ver Glissant. Para un acercamiento a la literatura puertorriqueña escrita en Puerto Rico, véase García Calderón, quien explora “las respuestas escriturales y discursivas de la narrativa puertorriqueña contemporánea con relación a la crisis de la modernidad, el desmantelamiento de la idea de nación y la caída de los relatos emancipadores” (41), especialmente en la narrativa de Luis Rafael Sánchez, Edgardo Rodríguez Juliá, Rosario Ferré, Magali Garcia Ramis, Ana Lydia Vega y Luis López Nieves, entre otros. Dos estudios importantes sobre las tradiciones literarias y culturales dentro y fuera de Puerto Rico son Díaz Quiñones que identifica los espacios vacíos que han quedado en la memoria histórica y literaria puertorriqueña, fragmentada por un discurso colonial dominante y Flores que estudia, entre otros temas, las variadas representaciones culturales de los puertorriqueños en Nueva York (véanse especialmente los capítulos 4 a 10).
6 En la colección Enclave (1981), por ejemplo, Laviera incluye las tradiciones orales puertorriqueñas: la poesía afro-puertorriqueña de Luis Pales Matos, la danza y la canción jíbara. En Mainstream Ethics (1988) Laviera presenta una teoría sobre la ética cultural: “we are the mainstream”. Para Laviera la minoría se convierte en el grupo dominante. Se plantea así una cierta subjetividad no sólo individual sino también colectiva.
7 En la antología editada por Edmundo Paz Soldán y Alberto Fuguet. Se habla español. Voces latinas en USA , se incluye un fragmento adaptado de la novela de Braschi. En el prólogo los editores aluden a la compleja dinámica verbal e identitaria en los Estados Unidos: “[Esta es] una antología sobre los Estados Unidos, sí, pero en español. Articulada desde las entrañas del monstruo –Martí dixit–, pero en una USA contemporánea, vista por escritores latinoamericanos (¿qué significa ser latinoamericano?) de la nueva generación (¿qué implica nueva generación?), todo esto escrito, por cierto, en el nuevo idioma del gigante: Spanish” (14). Al establecer la tesis de la antología, Paz Soldán y Fuguet explican que uno de los puntos de partida de la antología era “[e]l viaje al revés. Turned around. Flipped. Buscar, en tono de comedia o drama, de aventuras o de thrillers, al latinoamericano perdido/atrapado/seducido en las profundidades de los Estados Unidos-un lugar maravilloso, exótico, excéntrico, exuberante y, sobre todo, peligroso. Y rogar que, al final del camino, haya más verdades que estereotipos” (17). Si bien Braschi no intenta llegar a ninguna verdad absoluta, ya que plantea más preguntas que respuestas, sí sugiere que las oscilaciones entre el español y el inglés no obedecen a ninguna convención cultural, lingüística e identitaria. Como uno de sus personajes dice: “Tú discutes en inglés la parte filosófica, y le dejas al español la expresión de sentimientos” (161).
8 “Errancy, in this book, is not a problem; it is a way of being that obeys the mixed signals of complicated contexts” ( Sommer 12).
9 Para una teorización sobre el Spanglish, véase “Entrevista con Ilán Stavans...” y Guerra Avalos.
10 El mismo título del libro adopta un carácter nomádico al no explicarse en detalle su significado. Yo-Yo Boing es el nombre de farándula de Luis Antonio Rivera, un popular comediante de televisión puertorriqueño, explica Vega-Merino (15), aunque para los que no conocemos ese referente cultural, “yo-yo Boing” podría asociarse con el juguete de origen chino, o como advierte Sommer, con la protagonista de la novela de Julia Alvarez “Yo”, abreviatura de Yolanda, o tal vez con una referencia a la autora misma.
11 Véase el siguiente ejemplo de El imperio de los sueños: “El narrador me propuso entonces que escribiera un libro...me pagaría un millón de dólares por el libro. En el libro tenía que decir que tuve una infancia miserable. En definitiva, me retraté como una huerfanita. Mis padres fueron unos bandidos... Por supuesto, pasé a ser una heroína para el público norteamericano. Pobre Mariquita, la huerfanita. La huerfanita, Hija de aquellos siniestros bandidos que ultrajaron su ciudadanía americana. No obstante, a pesar de todas estas mentiras, el libro fue un best-seller en Estados Unidos y en Rusia” (210).


12 Como indica Román de la Campa “Una de las características más contradictorias de la latinidad norteamericana quizás sea esa posibilidad de sentirse otro dentro de dos lenguas y culturas, lo cual incluye, en muchos casos, una forma distinta de sentirse latinoamericano” (887).




 
BIBLIOGRAFÍA:

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Braschi, Giannina. El imperio de los sueños. Barcelona: Editorial Anthropos, 1988.
____ Yo-Yo Boing. Pittsburgh: Latin American Literary Review Press, 1998.
_____ “Pelos en la lengua”. Hopscotch 2/2 (2000): 50.

Braidotti, Rosi. Nomadic Subjects. Embodiment and Sexual Difference in Contemporary Feminist Theory. New York: Columbia University Press, 1994.

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Hispania 84/3 (September 2001): 417-27.

Campa, Román de la. “Norteamérica y sus mundos latinos: ontologías, globalización, diásporas”.  Revista Iberoamericana LXVIII/200-201 (Julio-Diciembre 2002): 879-95.

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